La Pesca Turismo es una actividad que promueve el conocimiento de la actividad pesquera en la zona del Estrecho de Gibraltar, en la Ciudad de Tarifa al sur de la provincia de Cádiz .
A través del desarrollo por la Lonja Pesquera del Puerto de Tarifa (OPP 78), se da a conocer al público en general la pesca con artes tradicionales de las especies autóctonas de la zona, como el atún rojo.
El objetivo es el de generar una actividad sostenible tanto con el medioambiente, como de forma económica y dentro del marco socio-cultural de la zona.
Diversidad de las especies de pescados que se dan en el Estrecho de Gibraltar
Cada día en que las condiciones meteorológicas se dan favorables para la pesca en Tarifa, nuestros barcos del Puerto salen a la mar del Estrecho de Gibraltar para la captura de la diversas especies autóctonas de estas aguas que separan el Mar Mediterráneo y el Océano Atlántico. Especialmente concentradas en el Atún Rojo y el Besugo de la Pinta
Con el rumbo dirigido y la mirada puesta hacia el continente africano, la tripulación aborda la salida del puerto saludando a la figura que preside la salida del puerto: se trata del Sagrado Corazón de Jesús, aunque entre los marineros es conocida como “la punta del Santo«.
Salida del Puerto de Tarifa dejando la punta del Santo y vista al Estrecho de Gibraltar
La estatua, de 5 metros de altura hecha de granito rosa de Córdoba, se encuentra sobre un pedestal de hormigón de 20 metros de altura revestido por sillares de granito blanco gallego y mampuestos de piedra de Tarifa, siendo visible desde la parte mediterránea y la atlántica del Estrecho.
Hasta el retorno a puerto se calcula entre unas cuatro o cinco horas de la jornada de pesca. Hoy la pesca en Tarifa se destina al atún rojo y el empleo de las artes tradicionales de líneas de mano de cebo vivo para su captura.
La mar (el mar) está algo picada esta tarde y apunta una bravura atenuada que presume un pesca afortunada pero cuyo cobro emplea varias horas hasta el avistamiento del banco de atunes que vendrán de la vuelta de la marea que viene llena desde las costas del litoral de Cádiz y descansan el la aplanada del Estrecho, donde el atún circula en búsqueda de su alimento diario. Se trata de una rutina que el animal conoce y percibe en los movimientos del mar y es conocido por la tradición del pescador de la zona en el encuentro diario de la captura.
Los aparatos de búsqueda y rastreo del atún están ya en pleno funcionamiento. El radar se encarga de localizar el banco de peces y el sonar, en su emisiones de frecuencias como ecos, de determinar de qué especie se trata por el rebote del sonido que determina su volumen, de ese modo se puede atisbar el tamaño del pescado. Es el oído trabajado del patrón el que determina la selección de objetivo de la pesca de hoy y si se trata de un banco favorable para los pedidos llegados hoy a la lonja de Tarifa.
Además el patrón debe dirigir el rumbo de la captura sorteando y evitando el tráfico marítimo de la zona de otras embarcaciones y pesqueros.; para ello se emplea el sistema AIS de posicionamiento por satélite El patrón nos invita al puente de mando donde podemos contemplar como el empleo combinado de la herramientas junto al sistema de comunicación por radio con otros barcos pesqueros de la misma cofradía de Tarifa , se unen en un esfuerzo común en la localización del banco de atunes de este dia.
Nos acompañan desde la salida del puerto de Tarifa, el navegar incesante y veloz de los delfines que podemos ir contemplando desde el costado del barco, a un lado y a otro, aunque, se divisan más por sotavento lo que les facilita aún más el nado. Nos dirigimos a proa y vemos a los delfines adelantados en un bacilar al derrota de nuestro barco como queriéndonos mostrar el destino de nuestro objetivo de pesca. Hay varias especies de cetáceos en la zona, que según la temporada del año se atisban con cierta facilidad en las aguas del Estrecho de Gibraltar como son Delfines Comunes, Delfines Listados, Delfines Mulares y Calderones Comunes. Ocasionalmente podremos ver Orcas, Cachalotes o Rorcuales Comunes.
Hoy nos acompañan delfines listados, claramente diferenciados por esa franja blanca en su costado que los delatan. Conocedores de nuestras pretensiones de pesca nos acompañan sabiendo que en cualquier momento aparecerá la lluvia de apetitosa de carnada con la que atraparemos el atún rojo.
Esta temporada del año, con el frescor que apunta el final del verano, es propicia para la pesca del atún rojo sedentario del Estrecho. El atún rojo es un pez que en su condición natural navega en su gran mayoría de tiempo, en concreto, el paso del atún rojo se da de dos formas en estas aguas. De un lado, proveniente de las frías aguas del Océano y bien alimentado durante meses, pasa a las aguas mediterráneas más templadas con el ánimo de desovar. En la zona se le conoce como el «Atún de ida«. Este atún que viene en masa y es de un tamaño superior, se pesca mayoritariamente por el sistema de Almadraba localizado en diferentes puertos del litoral oceánico de las provincias de Cádiz y Huelva en el sur de la Península Ibérica.
En el puerto de Tarifa, perteneciente al litoral Mediterráneo, se captura también este gran atún rojo de temporada con artes tradicionales de pesca, en este caso por su envergadura, se emplea mayormente la pesca de palangre o arte a la piedra. El atún de gran tamaño, navega más profundamente, para lo cual el anzuelo con su carnada va unido a una pieza rocosa o granito de molde mediante un fino cordel que se desata con la fuerza del bocado del pescado a la hora de picar el anzuelo. La piedra se libera y el cobro de la pieza a fuerza de brazo o asistido por la grua en la recuperación de la tanza se facilita además de no dañar el cuerpo del animal en su esfuerzo contra la captura. Para el atún grande, la carnada preferible es el jurel.
Este atún que logra pasar el Estrecho hacia las aguas mediterráneas, retornará tras el desove si no ha sido capturado, hacia el atlántico, ya desmedido por el esfuerzo al que se somete la procreación de la especie y, en búsqueda de completar el ciclo con una nueva etapa de plena alimentación. A este atún se le conoce como «Atún de vuelta«. El atún rojo crece en peso en torno a 40 kilos por año, por lo que por su peso y dimensión se puede averiguar su madurez que se alcanza a los cinco o seis años.
Un atún rojo puede alcanzar una longevidad de unos 26 años, siendo los 15 años su edad media.
Para el atún más sedentario de las costas del estrecho, debido a su menor tamaño y su navegación menos profunda, sobre las 15 brazas (24 mts), la carnada precisa ser menor pero de la misma forma, empleada en abundancia. En este caso, la pesca de la jornada anterior se dedicó al alancha, “lacha” que es como la conocen nuestros pescadores. La alancha es un pez teleósteo, similar a la sardina y que se mezcla con este en bancos del Atlántico y Mediterráneo. Este nombre se utiliza también para el boquerón y para la anchoa, dodo su etimología calabresa y catalana que así lo designan. Pero sin duda, su sonido nos recuerda al romance andalusí cuando la palabra es entonada por nuestros pescadores en la alocución de “lacha”. Aunque es comestible y se puede utilizar incluso en guisos, en la zona no es muy apreciada por existir otras variedades más exquisitas, por lo que es ideal para su uso como canada de anzuelo en arte tradicional y para un atún de las dimensiones de 40-50 kilos.
La alancha se captura mediante el uso de red que este se caso se denomina “de copo o copeo”: una bolsa grande de entrelazada red se lanza hacia el banco de pescado que en su parte superior dibuja un perímetro de una tanza de mayor grosor entre pasada por diversos aros a la que se provoca un cierre una vez el banco de peces queda dentro de la bolsa de red. De esta forma, el copo se conforma en la parte baja del enredado quedando la captura fijada para su cobro en la popa del barco.
Hay que destacar en la labor de estos marineros, que el mantenimiento en las condiciones propicias del vivero, supone la vigilancia del perfecto funcionamiento de la infraestructura de motores por lo que la velada de estos es necesaria hasta que se parte a la pesca. Esto supone establecer turnos de vigilancia en barco durante día y noche, tarea que hay que sumar a las ya destacadas durante la más activas de la pesca. En este tiempo, de espera y guarda, el marinero aprovecha para reparar redes, preparar anzuelos enganchados en las arista de la caja para facilitar su empleo ya en el barco a la hora de armar la carnada, emplearse en la misma limpieza del barco y los aparejos o, simplemente, la puesta al día de las noticias del puerto con los demás marineros de otros barcos atracados que transitan por el muelle.
Blog realizado por Fernando Toro Sánchez (PhD)